28 enero 2009

La mente puesta en el regreso: último dia en Bolivia en tierra chapaca

No me podía despedir de la Andalucía de América sin visitar alguno de sus viñedos y recorrer un poco más los alrededores y su hermosa campiña.

Comencé por visitar la represa de San Jacinto, la reserva hidroeléctrica más importante del país a 6km de la ciudad. Un minibús local en el centro me llevaría por Bs.2.50. Como era de imaginarse, en la semana no hay gente que practique deportes acuáticos. Ese lugar explota los fines de semana. Del otro lado hay varios puestos precarios de comida y otros están dedicados a recorridos por el embalse. Tomé un par de fotos y volví a la ciudad para conocer el Valle de la Concepción. La zona de mayor concentración de viñedos y su pintoresco pueblo. Hice otro recorrido por la ciudad y me dirigí a la parada de taxis que por Bs.5 me llevaría al Valle. Son 25km y por supuesto hay que esperar que se llene para partir. En el folleto que me dieron en la Oficina de turismo hay varios viñedos pero una señora que viajaba conmigo en el taxi me sugirió uno llamado "La Casa Vieja". Al salir de la ciudad ya se podían divisar algunos viñedos y el cruce del rio Guadalquivir completaba el paisaje.
Llegada al Valle de la Concepción

Un pueblo humilde pero pintoresco. Entre todas esas casas se destacaba una casa muy lujosa donde el taxista que apenas podía entender su castellano cerrado me comentaba que ahi vive un estadounidense jubilado que se dedica a la importanción de articulos para trabajos en los gasoductos de la zona.
Al enterarse que mi acento no era del lugar, empezó a darme charla. Me costaba muchísimo entenderle pero asentía como siguiendo su conversación.
La Casa Vieja está en el fondo de un camino de tierra. Por lo poco que le entendí al taxista, me dijo que podía esperarme unos diez minutos para sacar unas fotos, hacer una pequeña visita a la producción y volver a Tarija, o que el mismo que "conocía la producción" podía entrar conmigo al viñedo y explicarme el proceso (chamullero).

Al entrar a la casa, nos atendió una chica muy simpática y me invitó a probar los tipos de vinos que se producían en el lugar. No soy experto en vinos pero accedí a probarlos: el blanco, el áspero, el tinto áspero, el cholero (uno de los más fuertes) y los tintos y secos. Sé que he probado más pero no me acuerdo bien los nombres. Con lo poco que le entendía al taxista, creo que me insistía en que sigamos degustando de una jarra. Conosco el nivel de cultura alcohólica que tienen en Bolivia. La idea no era buena y le dije que nos vayamos antes que se baje toda la jarra que miraba con tanto cariño y después tengamos un accidente. Aparte de que no soy un amante de los vinos. La chica al mirar la situación comenzó a reirse y me saqué las últimas fotos. Al volver con este tipo a la ciudad, comenzó a hablarme mucho y a pedirme por favor que si conocía a alguien en Argentina que sepa de buscar gas, y minerales le avise. Su castellano era casi inentendible y muy básico. Trataba de leer sus labios, porque sé que me estaba contando algunas cosas de Tarija, los problemas que tenían, y acerca de un grupo de gente que querían que el departamento vuelva a pertenecer a Argentina. En fin, el tema es que me dejó en la plaza principal. Y llegó la hora de esperar hasta las 3AM para tomarme el taxi a Bermejo, frontera con Argentina y de ahi, el micro a Salta.

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