La Paz: Una enorme ciudad color ladrillo

Uyuni a La Paz



Llegamos a la Paz alrededor de las 8 AM. La segunda parte del tramo fue tranquila porque a partir de Oruro comenzó el asfalto. A cada rato el micro paró, y se oía ruidos de que estaban arreglando la cafetera esa, jajaja. ¿que decir de las primeras impresiones de La Paz al entrar?. Transito caótico, muchos minibuses, precariedad. Hay cosas de los minibuses que llaman mucho la atención; tocan bocina todo el tiempo, y hay un anunciador sacando la cabeza que grita el destino al que se dirige el transporte. Casi no veía autos particulares. El Alto es así, o quizás peor. Lo asocio a algún lugar de La Matanza. Bajando lentamente de El Alto, se ingresa a La Paz. Un gran valle que le llaman "el hoyo". Llena de subidas y bajadas. No apto para cardíacos. El tránsito se hace cada vez más intenso al llegar y la luz del sol hace desaparecer lentamente la neblina que cubre la ciudad.



Al llegar, buscamos un hostel por Bs 20 que nos recomendaron. Se llama El Carretero. No está muy lejos de la terminal de micros, pero las subidas y la altura hacen que cualquier paso sea eterno y cansador. Recomiendo ir caminando despacio y tratar de entender el tránsito porque la verdad que en muchas avenidas no pude cruzar porque no paraba ningún coche. Hay vistas panorámicas de la ciudad desde todos los ángulos, pero les recomiendo que hagan el avistaje desde la parte superior de la Iglesia de San Francisco. Quizás a la vuelta me dedique a recorrer su claustro y museo. El frontis es precioso, pero la cúpula no combina estéticamente. Esta iglesia forma parte de la típica postal de La Paz.



Nos alojamos en el Hostal Milenio, a 4 cuadras de Plaza Murillo por Bs27. En muchos hostels no incluyen desayuno. Generalmente hay opción de desayuno americano y continental. Guarda con los licuados con agua (ellos los llaman "zumos"). Elijan con leche. Siempre están las opciones de papaya, plátano, o durazno.

Todos los extranjeros con quienes nos cruzábamos en la zona de Plaza Murillo (centro) eran argentinos. Costó un poco conseguir alojamiento. Terminados de instalarse, nos pusimos a recorrer la ciudad. Derechito al Mercado de las Brujas, entrando por calle Sagarnaga dos cuadras arriba de la Iglesia San Francisco. Costó un poco acostumbrarse al tema del regateo. Me compré un par de remeras. Es durísimo caminar por las calles de La Paz, aunque tiene su encanto. Hay que tratar de hablar lo menos posible y respirar hondo, tranquilo. Hay muchos puestos de venta de comida ambulante con comida de dudosa calidad, aparte que necesitaría un transplante de hígado si llego a probar alguna fritanga de esas. Las manifestaciones están a la orden del dia. Luego paseamos por el centro hasta llegar a Plaza Murillo, donde enfrente se encuentra el Palacio Quemado. Con Tincho teníamos la intención de esperar a Evo para sacarnos una foto con el. Hasta hablamos con uno de los guardaespaldas, que al saber que éramos argentinos dijo que tiene parientes en Buenos Aires. Evo entra a las 5 AM y se retira entre las 20 30 y 22 30. La intención de esperarlo estuvo, pero no se dió.

Fuimos al hotel Torino, muy cerca del laburo de Evo, para pasar a buscar a Laura. Más tarde nos hemos encontrado y fuimos a comer. Después de mucho tiempo, comí frito: huevo frito, con papas fritas, arroz, carne vacuna tomate y zanahoria por Bs14.

Fué loquísimo, pero con cada lugareño con quien nos cruzamos para hablar, alguno tiene pariente en Buenos Aires. Al volver de noche al hostel, nos perdimos. La Paz tiene calles muy cruzadas, todas irregulares. Nos acercamos a dos policías que andaban por la zona para preguntarle por la dirección del hostel y nos quedamos hablando un rato con ellos. Dicen que el centro no es complicado para andar de noche, pero se recomienda ir en grupo. Uno de ellos dijo que Laferrere es peor. Jajaja. Paseamos por el barrio Miraflores, todas casitas chalet alternadas con edificios de clase media que rodean el estadio Fernando Siles.

Volvimos al hostel y los últimos metros en subida fueron interminables. Lucas se fué con otros argentinos a tomar una Paceña en un hostel cercano. Se acercaba la hora de esperar al día siguiente para conocer Coroico.

La próxima... Coroico.