22 enero 2009

Ultimos dias de la travesía: esta vez de Sucre a Santa Cruz de la Sierra...solo.

Ya mis compañeros de Buenos Aires tienen que retomar su vida normal el lunes. Llegó la hora de separarse. A mi me queda una semana y un par de días. Lo suficiente como para recorrer el oriente boliviano: Santa Cruz de la Sierra. Una joya natural histórica y etnográfica que no me podía perder. Me dijeron que son 14 horas de viaje. MMM... ya cuando me tiran esos números, significa que no voy a safar de los caminos de ripio y los precipicios... pero bueno, valdrá la pena. Estoy seguro de eso. A los chicos, de tan vuelteros que son y además que no puedo seguir sus ritmos, los perdì de nuevo. Bueno, decidì hacer la mía y recorrer por última vez las calles de esta preciosa ciudad. Seguramente después los voy a encontrar.

Tenía la intención de ir caminando desde el centro hasta la terminal terrestre para comprar mi pasaje. Con mapa en mano me metí en la aventura. Parecía fácil llegar, tan fácil que me perdí. Me metí en una zona llamada "Mercado Negro". Una gran feria donde se vende todo tipo de cosas y parecía complicado en cuestiones de transito y seguridad. Es atrás del Estadio Olímpico que están construyendo para los Juegos Bolivarianos de este año. Tengo varias expectativas sobre Santa Cruz: mucho verde, mujeres bonitas, otra Bolivia, otro clima, otros paisajes, otros olores... otras cosas. Intenté salir de ese lugar para retomar camino a la terminal pero no lo logré, y ya eran casi las 14hs. No me animé a sacar fotos del lugar. Mi camara está bien guardada en el bolsillo. Me terminé tomando uno de esos minibuses japoneses. No se porqué motivo pero todos los micros con destino a Santa Cruz de la Sierra parten a las 16horas. No hay elección de horarios. ¿Cómo será la gente con quienes voy a compartir el viaje?. ¿Serán diferentes a los que transitan por las rutas altiplánicas occidentales?¿Qué nuevos olores me esperarán para aguantar en el camino? ¿Qué música pasaran para amenizar el trayecto? ¿¿otra vez cumbia??¿el conductor tomará chicha, Paceña o la Potosina? Muchas preguntas, sin tiempo para contestarlas.

El transito de Sucre es terrible en la zona de Mercado Negro. Hay cerca de 26 cuadras hasta la zona del mercado Central de la Ciudad, donde enfrente me alojaba con los chicos. Me arriesgué a tomar de nuevo un minibús para buscar mis cosas y despedirme de mis compañeros. Terminé llegando a las 15, donde en la recepción me encontré con Tincho. Le dije que me iba ya mismo. Por supuesto, ya no daba para ir de nuevo en minibús a la terminal. Compartimos un mate con otro argentino que se alojaba ahi. Le comenté de mis próximos destinos: Santa Cruz y Tarija. Y me contestó de una manera que no me extrañó: "aaa... lindas mujeres por ahí". Este muchacho ya sería la persona número 4 que me diría lo mismo.

Nos tomamos una foto de despedida y Tincho me acompañó hasta la parada de taxis. Una nueva etapa del viaje comenzaba: viajar solo. No me molesta ni me aburre... al contrario, me gusta. Lo disfruto mucho y me hace sentir libre.

En camino de Sucre a Santa Cruz de la Sierra

Como es de costumbre, el micro nunca sale a horario. Creo que este viaje lo comparo con la famosa historieta de El Eternauta: solo, sin nadie de tu especie alrededor tuyo. jaja. Es decir, ningún argento a la vista viajando en el mismo micro. El único perro verde ahí es uno mismo. En ningún momento oí hablar castellano. Sólo aymará y quien sabe que otro idioma originario. Me tocó estar sentado al lado de un hombre muy agradable. Me cayó bien de entrada pese a que entendía poco lo que le decía. Cada tanto me hacía comentarios acerca del viaje: "Uuuu parece que va a llover". Yo asentía, y seguía tranquilo que el camino sea normal... es decir: pavimentado y sin tantos caminos de cornisa. Hasta que en un momento... si... se terminó todo; volvemos a lo mismo: ripio, nuevos olores, lluvia, y precipicios. Los compañeros infaltables en cualquier viaje a través de este hermoso país.

En mi mapa de carreteras de Bolivia no figuraban caminos de montaña para este trayecto. Le pregunté a mi vecino de viaje si todo el camino sería así y me contestó sonriendo y asintiendo: "eehh... sí... sí... jajaja". Yo no sé si estaba disfrutando de la situación que un extranjero no está acostumbrado a esta clase de caminos o lo hizo por gesto amable o actitud sumisa. Cosa que vimos repetir en varios lugares que recorrimos cuando un blanco hablaba con un lugareño.

Pasaba el tiempo, se hacía de noche y sentía varios olores: comida, poca higiene entre varios etcéteras. Paramos en un pueblo cuyo nombre no me acuedo. 30 minutos para cenar. Por supuesto, era todo frito y seguía con el temor de que mi hígado me juege una mala pasada. Bajé del micro y me encontré con varios puestos de comida en la calle. Fuí a estirar las piernas por la cuadra, entré a chusmear por los restaurantes y vi a dos argentinos autoflagelándose con la comida de ahí.

Hizo bastante frio en la noche. En los micros del país, no existe el aire acondicionado. Mi buen compañero de viaje me ofreció su frazada para taparnos juntos.
A la mañana, ya veía las características de una región tropical: sierras bajas, mucha vegetación, calor, algunas palmeras y la gente más floja de ropas. Santa Cruz parece muy grande. Los alrededores son de casas bajas, muchas muy pobres, caminos de tierra y las veredas cubiertas de vegetación. Llegamos a una ciudad llamada La Guardia. Está bien cuidada y la flanquea un parque industrial. Después de Santa Cruz, me enteré que La Guardia es la segunda ciudad más importante en número de habitantes.

Llegué a Santa Cruz de la Sierra alrededor de las 9 de la mañana... con mucho calor.

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